lunes, 28 de diciembre de 2009

Pero ¿te hace reír?

La otra noche, viendo una película, de esas catalogadas como “españolada”, la verdad que no siendo nada del otro mundo, me llamó la atención un pequeño diálogo que entablaban dos hermanos. Él por su parte, pedía consejo a su hermana para poderse ligar a la chica de sus sueños, preguntándole qué hacer para conquistarla. La hermana sin ninguna duda contestaba que por supuesto hacerla reír, que eso era clave para encandilar a cualquiera y más a una chica. Él comienza a preguntarle a ella sobre su vida amorosa, y ella le confirma que se va a casar con el entrenador del equipo de fútbol del barrio, un tal Santos, a pesar de ser un auténtico viejales para ella, porque está harta de salir con fracasados y va a aprovechar la oportunidad que la vida le ofrece tras pedirle éste matrimonio. Éste que según la chica es un partidazo porque ha encontrado por fin a alguien con piso, coche, trabajo… A esto el hermano le contesta todo serio: “Todo eso está muy bien pero ¿te hace reír?”
Parece una bobada pero qué bueno es reírse con la persona a la que quieres, y qué necesario es tener al lado a alguien que sea capaz de arrancarte una sonrisa cuando más lo necesitas. Y para eso hay que saber hacer reír al de enfrente. No es cuestión de ser un payaso, de ser chistoso o de no serlo, es cuestión de sacarle chispa y gracia a la vida, de sacar la ironía a las conversaciones y discusiones, de analizar reacciones, de volver a bromas pasadas, de cantar letras de canciones que recuerden a situaciones o a personas…en definitiva, aprender a reírse con la persona, sea cual sea, con la que compartamos nuestra vida. Pero no es un reírse por mero entretenimiento, sino porque alguien que se ríe de las cosas, se reirá de la vida y de los problemas cuando menos lo esperes y tu corazón más lo necesite. Porque desde aquí grito a los cuatro vientos algo que en su día me dijo mi padre y que he comprobado es cierto. Me dijo: "De la gente que no la veas reírse a menudo, no puedes fiarte". ¡Y vaya si tenía razón!

jueves, 17 de diciembre de 2009

NO PODRÍA VIVIR SIN ELLA

A veces me resulta obsesivo. No poder levantarme sin ella, no poder caminar a gusto por la calle sin ella, no poder acostarme y tenerla un rato antes conmigo, no oír frases y relacionarlas con ella, no hablar de ella, no interesarme por ella, no intentar estar a la última en lo que ella se refiere, no compartirla, no regalarla, no recomendarla, no buscarla...
Y es que la música es mucho más que una melodía y una letra. Es testigo de nuestros buenos y malos momentos, compartimos canciones y personas, letras y amores, sonidos y experiencias, notas y aventuras, acordes y miles de emociones...hay canciones que te hacen llorar, otras te hacen volverte loco, otras que te arrancan un baile nada más comenzar, pero la música es vida, no es algo que sólo entretenga, es que también enseña, transmite, pero sobre todo es una de las mejores compañías en momentos de soledad.
La verdad que, aquí entre nostros,...no podría vivir sin ella, pero lo que me consuela, es que sé a ciencia cierta que no soy la única a la que le pasa.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

PASA LA VIDA

Ya desde los romanos, el paso del tiempo se materializó literariamente en el famoso Tempus Fugit, al que le siguieron filosofías a veces tan equivocadamente interpretadas como el Carpe Diem. Y es que la vida pasa, el tiempo vuela, las experiencias, las anécdotas, incluso las personas a las que más queremos y querremos aparecen y desaparecen….
Y sabiendo todo esto… ¿Nosotros qué? ¿Cómo respondemos? ¿Cómo lo vivimos? ¿Somos conscientes de que el tiempo pasa o sólo nos enteramos cuando ya lo hemos perdido? Y es que como dice una de las mejores personas que han pasado por mi vida “debemos vibrar” con cada cosa que hagamos, disfrutarla al máximo, desde las cosas más extraordinarias que la vida nos dé, hasta comiendo unas pipas en un banco con un grupo de colegas. Hemos de ser esponjas de la vida, hemos de ser solución y no problema, hemos de ser esa chispa que la vida y la gente tanto necesita, esa sal y esa luz del mundo. Y no hay que haceR grandes cosas para conseguirlo. La fuerza de una mirada, la necesidad de una buena y sincera sonrisa, un buen abrazo bien dado, un estar pendiente, un “te quiero”, un “quédate conmigo”, un “no te preocupes”, un “estoy para lo que quieras”, un “lo siento”….y un sinfín de pequeñas grandes cosas, pequeñas porque apenas cuesta decirlas, grandes porque sí que muchas veces cuesta encontrarlas…así que no nos conformemos.
La vida pasa, pero nosotros, que somos conscientes de ello, debemos pasar por ella, no como muebles o maletas, sino como personas que dejan huella, porque nosotros nos merecemos la vida, así que hagamos que la vida también sea merecedora de nosotros.

martes, 15 de diciembre de 2009

HAVE A NICE DAY!

Hace unas semanas, me dirigía algo cansada a clase de poesía. Y el cansancio no era precisamente debido a los versos o las rimas, con los que para mi sorpresa estoy disfrutando más de lo que me podría imaginar, era un cansancio de viernes tarde, de San Viernes tarde.
Me disponía a expandir mi campamento estudiantil particular: que si las gafas, las hojas, las fotocopias con los poemas que tocaba leer ese día, el estuche…y un sinfín de cachivaches que no siempre sirven para algo. De repente, mientras fechaba los apuntes de ese día, y mi compañera de fatigas rimadas me contaba los últimos chismes, levanté la cabeza, y vi un pequeño postic amarillo que ponía HAVE A NICE DAY!, acompañado de una carita sonriente. La verdad que me hizo gracia, pero tampoco le di mayor importancia, aunque también debo decir que agradecí ese pequeño cumplido anónimo. En aquel momento necesitaba oír aquella frase, fuese en el idioma que fuese.
Lo curioso de esta pequeña y algo tonta anécdota es que a la semana siguiente, lo creáis o no, el pequeño papel amarillo seguía ahí: en su mismo sitio, ¡una semana después!, tiempo estimado para que las cosas desaparezcan al menos dos veces… Y entonces, de nuevo fechando mis ya nuevos apuntes, me llegó a la cabeza el hecho de pensar, que a todos nos gusta, que de una forma u otra, nos deseen un buen día.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lágrimas escondidas

Como cada mañana, aunque hoy algo más tarde, me dirigía a la facultad en ese transporte archiconocido y a veces también “archiodiado” que según el anuncio televisivo “vuela”. Tenía una muy buena mañana de miércoles, he entrado sin prisas y hasta he conseguido sentarme, algo que se valora y agradece gratamente de vez en cuando. Aquí entre nosotros, yo iba a mi bola, mis cascos, mi música, una mirada al cristal de vez en cuando….y justo en una de esas miradas, he visto que la persona más cercana a mí, sentada a mi derecha para ser más exactos, comenzaba a gimotear, con la cara entre las manos. No era una señora mayor, yo diría unos 50 y pico años…De repente, confieso que me he quedado en blanco: ¿le pregunto? ¿Le digo algo? ¿Le ofrezco ayuda? ¿Tengo derecho a meterme en lo que no me llaman?
Sus lágrimas aumentaban sin parar, como si la llegada de la siguiente estación le recordara aquello por lo que estaba triste. Han sido momentos angustiosos, no sabía qué hacer, ni qué decir, ni siquiera sabía si debía hacer algo. De pronto, he levantado la vista y me he llevado una decepción tremenda. Todo el mundo la estaba mirando, todo el mundo me miraba a mí como diciendo: “Ay qué ver, pobre señora”, todos sabíamos que todos nos habíamos dado cuenta. Entonces me he dicho: “Si esta gente quiere pasar del mundo, de los demás, adelante, pero yo no he sido educada así, y mucho menos mi interior van por ese derrotero”. Así que, ya en Moncloa, me he dirigido a ella a preguntarla si la podía ayudar en algo. Sus ojos, unos ojos azules preciosos, con dos lágrimas cayendo me han mirado, y me han dicho: “No, no, es muy fuerte, todo es muy fuerte”, y con esto, ha salido del vagón, y siguiendo su camino, junto con el resto de viajeros, ha desaparecido de mi vista.
Ante tanta impotencia, lo único que he podido hacer es dedicarle una oración, para que fuese lo que fuese lo que le pasara, encontrara pronto consuelo, y le dedico esta entrada de blog para hacer saber al mundo que cualquiera tiene derecho a un hombro sobre el que llorar, incluso aunque sea el de un extraño en el metro de Madrid.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Nunca se sabe

Que la vida es complicada lo sé, que la vida es “bella pero hay que tirar de ella”, lo sé, mi santa madre se ha ocupado de enseñármelo a lo largo de ella. Pero que la vida te sorprende…eso no lo sabía, al menos no lo conocía. ¡Y vaya si te sorprende! A la vuelta de la esquina, en el barrio de al lado, una tarde de lluvia….cualquier escenario es bueno para que cuando crees que no hay nada más allá de tu cabezonería, de tu nostalgia, de tu pesado pasado…sale la vida como un conejo de su madriguera, veloz, casi inconsciente y lleno de vitalidad a sorprenderte. La sorpresa puede ser una persona, un nuevo viaje, un nuevo proyecto, un genial puesto de trabajo, un planazo de fin de semana, las entradas de un concierto, una tarde inolvidable entre nuevos amigos…sea cual sea la sorpresa, la vida nos las tiene preparadas, lo que pasa que no siempre las vemos, no siempre las valoramos y mucho menos las reconocemos. Pero lo que siempre, siempre debemos hacer, es disfrutarlas al máximo, porque a pesar de todo, nunca sabes cuándo y cómo te volverá a sorprender. Y es que con la vida...nunca se sabe.

sábado, 7 de noviembre de 2009

El escondite

Ayer, hojeando archivos antiguos del ordenador me topé con una carpeta que hacía mucho no abría y me reconfortó ver que seguía ahí, porque bajo el nombre "Cuentos para reflexionar", tiene realatos como este que os dejo aquí de Jorge Bucay que son una auténtica maravilla.....
De por qué el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
Una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de los hombres. EL ABURRIMIENTO bostezaba, como siempre, cuando LA LOCURA les propuso: - ¡Vamos a jugar al escondite! LA INTRIGA levantó la ceja, intrigada, mientras LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntaba: ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso? - Es un juego -explicó LA LOCURA-, Yo me tapo la cara y comienzo a contar, desde uno hasta un millón. Ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego. EL ENTUSIASMO bailó, secundado por LA EUFORIA. LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a LA APATÍA, a quien nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban. LA SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya). LA COBARDÍA prefirió no arriesgarse. - Uno, dos, tres... -comenzó a contar LA LOCURA- La primera en esconderse fue LA PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. LA FE subió al cielo. LA ENVIDIA se escondió tras la sombra DEL TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. ¿Que si un lago cristalino? Ideal para LA BELLEZA, pensaba. ¿Que si la hendija de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ. ¿Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD. ¿Que si una ráfaga de viento? Magnífico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. EL EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris). LA PASIÓN y EL DESEO se fueron juntos al centro de los volcanes. EL OLVIDO... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante. Cuando LA LOCURA contaba 999.999, EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal. Enternecido, decidió esconderse entre sus rosas. - ¡Un millón! - gritó LA LOCURA- y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue LA PEREZA, a solo tres pasos de la piedra más cercana. Después escuchó a LA FE, en el cielo, discutiendo con Dios sobre teología. A LA PASIÓN y EL DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA, y así pudo deducir dónde estaba EL TRIUNFO. AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar, LA LOCURA sintió sed; al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA. Con LA DUDA resultó más fácil todavía: la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir aún de que lado esconderse. Así fue encontrando a todos, AL TALENTO entre la hierba fresca; a LA ANGUSTIA en una oscura cueva; a LA MENTIRA detrás del arco iris (mentira, estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero EL AMOR no aparecía por ningún sitio. LA LOCURA buscó desesperada, detrás de cada árbol bajo, en el fondo de las lagunas, debajo de las piedras, en la cima de las montañas. Se volvió loca buscando. Cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal. Sonriendo, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas. De pronto se escuchó un doloroso grito. ¡Las espinas habían herido en los ojos AL AMOR! LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite, EL AMOR es ciego, y.................. LA LOCURA siempre lo acompaña.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Plan alternativo

Ayer por la noche, la mayoría de la gente, de un modo u otro, celebraron la fiesta de Halloween, una tradición, que no siendo nuestra, cada año se impone en nuestras calles, quedando nuestros cementerios y nuestros muertos cada vez más abandonados en días como hoy. Pero “El de arriba”, que es muy sabio, nos había preparado un plan alternativo. Tentador y esperanzador.
Estuvimos con Él, al pie de la cruz de la JMJ, que tantos jóvenes esperamos ansiosos y que estamos preparando como el mejor de los huéspedes. Varios jóvenes llevaron la cruz, esa cruz que tanto nos cuesta subir al hombro, que tantas trabas nos ponen y nos ponemos para enseñarla, pero que ayer, entre aplausos, sí, entre aplausos, fue acogida y mimada en una de las Iglesias de Madrid por un grupo de JÓVENES entusiasmados. Cogían la cruz con fuerza, con necesidad, pero sobre todo con la seguridad de estar en el sitio correcto, en el momento oportuno.
Entre cantos y oraciones se pasó la tarde, entre velas y guitarras, así, sin quererlo…dimos la bienvenida a esa sencilla pero grande cruz que nos visitó anoche. Tras la cruz, un precioso icono con la imagen de Nuestra Madre, nos miraba cara a cara.
Tras una hora de tranquila oración decidimos irnos a cenar un grupo de gente, un grupo de gente sana, de gente buena, de gente con la que da gusto salir, jóvenes de los que aún quedan y de los que yo, también joven, me enorgullezco de tener su amistad y compañía. Y así, entre pizzas y bebidas sin hielo, entre algún que otro infarto futbolero y entre risas, muchas risas, pasamos una noche alternativa, fructífera, pero sobre todo, digna de repetirse cuantas veces sea necesario. Porque los planes alternativos, existen, sólo hay que buscarlos.

martes, 20 de octubre de 2009

El lago de los cisnes

El día que está, me alegra la mañana, y el que falta, le echo de menos. Es curioso como se puede añorar a alguien al que ni siquiera conoces, con el que nunca has hablado, alguien del que ni siquiera sabes su nombre. Pero es que a veces la música hace milagros. Y en esta ocasión no iba a ser menos.
Es un hombre joven, de aspecto delgado y algo desaliñado. Tan sólo le acompaña un violín y una funda de guitarra que le sirve de cazarecompensas en forma de dinero. Las mañanas que consigo cruzarme con él, hacen que merezca la pena haber cogido un metro abarrotado de gente y de haber sudado la gota gorda dentro de un vagón estrecho e incómodo. Porque cuando subo por las escaleras, y comienzo a escuchar los acordes del violín, no puedo evitar esbozar una sonrisa y comentarle a mi amiga de viaje: "¡Qué bien, nuestro amigo!". Nunca le he dado dinero, pero cada mañana, le regalo desde las escaleras mecánicas, una sincera atención y una más que merecida sonrisa que por supuesto me es siempre devuelta.
El lunes, llegué incluso a emocionarme, cuando avanzando por un intercambiador de metro, me trasladé sin darme apenas cuenta a una de las historias de amor más bonitas como es "El lago de los cisnes", y todo gracias a su maravilloso e inigualable don. Porque los milagros, existen.


domingo, 4 de octubre de 2009

Connotaciones

Siempre me ha llamado la atención las connotaciones que tienen para las personas (entre las que me incluyo) ciertos colores, sabores, olores, canciones, películas, libros....que dejan en nosotros un recuerdo imborrable que pareciendo escondido sale a la luz cada vez que vuelve a nosotros por casualidades o no de la vida, aquella escena de la infancia, aquel sitio en el que veraneábamos todos los años y tanto nos gustaba, ese rincón especial de la ciudad, o incluso alguna que otra aventura adolescente.
Qué increíble que un simple olor, un simple sabor o los primeros acordes de una melodía puedan transportarte a través del tiempo como si de una máquina de regreso al pasado se tratara. Y es que cuando menos te lo esperas, creas en tu ahora presente un recuerdo para un futuro, siendo esas connotaciones las que harán que algo que una vez fue pasado, vueva a ti siempre que tú quieras.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Aprender a aburrirse

Tras los vergonzosos actos vandálicos que soportó la localidad de Pozuelo de Alarcón, las reacciones no se han hecho esperar. Y sinceramente, he de decir que algunas de ellas, no son menos vergonzosas que los actos en sí. Pero quizá la que más me llenó de rabia fue una declaración en un programa de radio. Alguien (no recuerdo quién), afirmaba que el problema era que los jóvenes carecíamos de ofertas de ocio. Y ahí sí que no. Primeramente porque es mentira, y no me achanto ante la palabra mentira, porque es lo que es. Lo sé de muy buena mano, porque entre otras cosas trabajo muy vinculada al ocio madrileño, y puedo asegurar que si hay algo que hasta sobra son las ofertas de ocio que una ciudad como Madrid ofrece.
Al oír esto, mi reflexión fue que el problema no es la falta de oferta, sino las vendas que muchos se ponen ante ellas. Ya puede haber quince exposiciones en Madrid, veinte obras de teatro, cientos de salas de cine, miles de restaurantes y lugares de ocio que el vandalismo no acabaría. Y es que no podemos pretender que el mundo se mueva a nuestro antojo, a actuar violentamente alegando que es por puro aburrimiento y falta de motivación ya que como dice una frase que la uso casi siempre que puedo: “En este mundo hay muchas clases de personas pero no hay un mundo para cada persona”, así que o aprendemos a saber aburrirnos o señores...vamos a acabar muy mal.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Irrepetibles

Estoy con el portátil en las rodillas, tratando de que se me ocurra una nueva entrada para el blog, ni buena ni mala, tan sólo una nueva. Y de repente, miro hacia la tele y ahí están, son mis musas amarillas.
Sin duda, al mirarlos me he dicho a mí misma: "Tengo que dedicarles una entrada". Me considero una Simpsonfanática desde hace varios años. He visto cantidad de capítulos, de especiales, la película por supuesto...y nunca dejan de sorprenderme. Para algunos niños son sólo dibujos, pero para los que conseguimos ver un poco más allá de la mera animación encontramos una crítica feroz a la sociedad norteamericana así como a sentimientos y comportamientos humanos, y a veces no tan humanos. Siempre he pensado que tienen un humor inteligente del que poco se encuentra ya en la televisión, pero es que además necesitas de un grado de cultura, a veces bastante llamativo para poder seguir sus chistes: has de saber de literatura, política, cine, música e incluso de religión. Y es para mí lo grandioso de esta serie. Detrás de esas caras amariilas, de esos pelos azules, de esas manos de tan sólo cuatro dedos, de un marido que parece un crío de 6 años, de una niña de 11 que parece de 30, de una madre y esposa de su casa, de un niño que hace de las suyas, de un bebé que no habla pero sabe latín...detrás de todo esto se esconde en cada uno de los capítulos una lección de humanidad, y es que a pesar de ser dibujos son a veces más humanos de lo que podemos llegar a ser cualquiera de nosotros.

viernes, 28 de agosto de 2009

Sí, lo reconozco

Negar que en mi vida he leído un best seller sería una mentira barata, muy barata. Decir que nunca me he interesado por ellos sería otra mentira, aún más barata que la anterior, pero que nunca me había enganchado de esta manera a uno, es la pura verdad. Los títulos me resultaban extraños, la extravagante historia de su autor aún sonaba más rara que sus propias novelas. Una enorme trilogía, literal y literariamente. He caído en sus redes. No sé si será porque es verano y el cuerpo sólo me pide entretenimiento o porque verdaderamente son buenos libros. No voy a entrar en el debate si son buenos o no, eso es algo tan subjetivo que nadie podrá convencer a nadie. Lo que sí es cierto es que me acuesto con ellos, me levanto con ellos y no veo el momento para volver a cogerlos, incluyendo eso mientras desayuno. Da miedo, pero es así. Y si un libro consigue conmigo eso, para mí ya se convierte en mi particular best seller, esté o no en las estanterías de las librerías, caso aparte éste, que coincide en ambos lugares.
Asesinatos, desapariciones, amores, odios, maltratos…todo forma la ya archiconocida trilogía Millenium. Si Stieg Larsson levantara la cabeza…creo que estaría igual de alucinado que todas las librerías del mundo y que la editorial Destino, valga la paradoja del asunto.
Y es que sí, lo reconozco, yo también estoy enganchada.

Una ciudad de contrastes

En su día, culmen del imperio otomano, ciudad de sultanes y comerciantes, de pescadores y concubinas, de té y especias…y en la actualidad, prácticamente lo mismo. Y digo prácticamente porque no te encontrarás sultanes en palacios, pero sí sultanes de su casa, no encontrarás concubinas de alta alcurnia pero sí concubinas de su sultán casero. El resto….es igual. Los comercios ocupan casi todas las aceras, por las que apenas puedes andar sin saltar cachimbas, cerámica, comida, ropa, dulces, y toda clase de enseres imaginables.
Nada más llegar, los colores y los olores te anuncian que aquello va a ser diferente, y te das cuenta de que no te equivocas. Apenas encuentras mujeres por la calle, a algunas casi ni las ves y hay otras a las que ves demasiado.
La ciudad del comercio, del regateo, de la oferta y la demanda, de barcos y taxis, de avenidas y callejuelas, de lujo y pobreza, de joyerías y pequeños comercios, de gente rica y gente pobre, pero eso sí, con un olor muy característico. Y es que Estambul huele a mar, a té, a kebaps, a perfume... pero sobre todo huele a diferente.

jueves, 13 de agosto de 2009

Sólo para ti

Hacía mucho que no te escribía, de hecho, muchísmo. En su día te prometí que si algún día escribía un libro te lo dedicaría, pero como ese momento aún no ha llegado, he decidido dedicarte esta entrada por lo que pueda pasar con aquella promesa editorial .
Todo comenzó cuando a los 12 años, las altas montañas de Cantabria hicieron que nos lo pasáramos como en la vida, rodeadas de buena gente, alimentadas tan sólo por risketos y descubriendo que aquella "flipadilla de la vida" y esta "gordita algo empollona" podrían ser buenas amigas. La sorpresa fue que no no equivocamos. Durante todos estos años hemos mandado muchas cosas ¡A la mierda!, hemos llegado a la conclusión de que la gente es gilipollas y que nosotras no queremos ser la gente, e incluso creamos nuestro propio carpe diem. Son tantas las anécdotas...Hemos ido a sitios tan dispares como discotecas y funerales, hemos reído y llorado (es tópico pero es tan cierto...), nos hemos enfadado y perdonado, pero sobre todo nos hemos tenido. Hace ya casi 10 años que nos conocemos y a pesar de los pesares te sigo teniendo como amiga igual que sabes que tú me tienes a mí, y aunque sé que te encanta acabar las frases, permíteme que esto lo termine yo, bueno, o ella, porque ¿te acuerdas de esto?....

miércoles, 12 de agosto de 2009

En sus zapatos

Hacía calor, mucho calor. Eran las dos de la tarde y una de las calles más céntricas de Madrid estaba totalmente levantada a tan solo 3 metros de nosotros. Me encontraba esperando a unas amigas para una de esas comidas veraniegas que de vez en cuando nos pegamos y que tan bien sientan. Opté por la sombra para esperarlas ya que el sol era algo inhumano. Me quedaré también con esta palabra para describir lo que en ese escaso cuarto de hora que estuve pude comprobar. A mi lado, un hombre de color pedía desesperado algo de dinero. Vendía esos periódicos con nombre de mobiliario urbano que todos conocemos y que nunca compramos. Una gorra le cubría y le defendía del inmenso calor, gorra que acabó por quitarse, ya que le daba más calor del que le quitaba.
Con toda la educación y su buena volunta pedía por favor algo de ayuda. Me quedé observando durante ese rato las reacciones de la gente. Unos volvían la cara, otros se le quedaban mirando con desprecio, otros se hacía los sordos, y tan sólo una persona (de muchas que pasaban por ahí a esa hora) le miró y se lo negó, eso sí con un sonrisa. De pronto me puse en su lugar, y pensé que debía ser horrible estar hora y horas en la entrada de un restaurante archiconocido, en el que entra gente de dinero, morena de sus vacaciones recién estrenadas, con sus bolsos de moda, con sus gafas de marca...y que ni siquieran te contesten.
No pude remediar ofrecerle algo de comida, que con una sonrisa me aceptó agradecido. Al salir, él sí me miró, el sí me dio las gracias y por supuesto con una auténtica sonrisa.

viernes, 7 de agosto de 2009

Un gran descubrimiento

Esta mañana una buena amiga y yo, a pesar del calor mañanero hemos decidido ir a visitar la exposición que la fotógrafa Annie Leibovitz presenta en Madrid gracias a Photoespaña 2009. Había oído hablar tanto de esta mujer que ya la tenía ganas...que si Vanity Fair por aquí, que si grandes actores por allá...pero cuál ha sido mi sorpresa que además de todo esto, Annie ha mezclado además su vida más personal. Fotos de su familia, sus amores, sus hijos, sus momentos más dolorosos y los más agradables que ella ha querido compartir con todos. Hay fotos que parecen naturales y no lo son, otras preparadas y que apenas lo parecen, pero todas con algo de magia. Hay retratos para todos los gustos: el atractivo de Al Pacino en una foto de estudio increíble, la sensualidad de Kate Moss mezcladas con altos cargos como la Reina Isabel de Inglaterra y hasta el propio Powell, así como la ironía ante el excesivo poder monetario de la familia Trump.
En un lugar bastante exclusivo en plena calle de Alcalá hemos disfrutado esta mañana de una exposición de alguien famosa y diferente, polémica y genial...se la puede calificar de muchas maneras, pero nadie podría negar que estamos ante una gran profesional de la fotografía.

viernes, 24 de julio de 2009

El humor también se canta

El humor es algo difícil de definir, fácil de asimilar y a veces de perder, con la esperanza eso sí de su también fácil recuperación.
Si nos paramos a pensar en una clasificación del humor, la lista quizá saldría más larga de lo esperado. Podemos toparnos con el serio humor de Eugenio, pasando por el humor absurdo de los hermanos Marx, o del propio Miura, dentro del que podríamos incluir a los grandes Faemino y Cansado. El humor inteligente y gestual del Tricicle, (donde volvería a incluir los anteriormente mencionados), el humor algo menos fino, el humor fácil, así como el difícil de hacer y también complicado de entender…y así podríamos pasarnos horas y horas.
También cabría otra clasificación: la del humor a través de la literatura, a través de monólogos, a través de diálogos, de gestos, de bailes, de canciones. Y aquí me detengo. Porque creo que estamos en un momento en el que cantar a la vez que se hace reír, un monólogo cantado si queremos llamarlo así, se está convirtiendo en una muy buena combinación que llena más de uno y de dos locales nocturnos. Me gustaría que disfrutarais con estos dos vídeos, sobre todo que algo consigáis reíros, porque hace más bien poco he descubierto que el humor, también se canta.



miércoles, 22 de julio de 2009

Un método muy particular

Estos días de julio, como siempre hago, desayuno con la radio. Algo que puede considerarse un hobby, un vicio e incluso una manía. Sea lo que sea, es imposible que a estas alturas me priven de para mí: “Mi momento All Bran”. Precisamente estos días, por motivos de trabajo, es la misma hora a la que tomo mi vaso de leche. Y la verdad, tengo que decir que se me atraganta día sí y día también, precisamente por culpa de mi querida radio.
Llegan a mis oídos a diario gran sarta de mentiras: políticas, sociales, deportivas, económicas…muchas de las cuales ni siquiera puedo demostrar. Pero si hay una de la que me avergüenzo en cuanto la reconozco, es ese anuncio que hace que se me corte la leche de cada mañana. En el anuncio en cuestión, un hombrecillo habla en español con acento inglés y trata de demostrar jurando y perjurando cómo “su método” es prácticamente milagroso para aprender el idioma, el inglés claro. No sólo se aprende sin esfuerzo, sino que además lo haces en 10 días, sin problemas y con los gastos económicos que “su método” requiera, con lo que seguro conseguirás aprenderte al menos los números.
Y es que igual que yo no puedo derrocar mentiras de ámbitos de los que no formo parte y que ni siquiera me incumben, callo y escucho. Pero en este caso, me veo en la obligación de hablar. Conozco a mucha, mucha gente que como yo, nos dedicamos en cuerpo y alma al estudio de la lengua inglesa: no sólo como idioma sino también como literatura, cultura…y puedo garantizar que “mi método”(así como el de toda esa gente de la que me rodeo), que es el esfuerzo, el tesón, la entrega de tiempo y por supuesto de dinero, la lectura, la escritura, el vocabulario, la gramática, el saber hablar, entender lo que escuchas…todo eso no entra en el método radiofónico, pero es así y sólo así, como se consigue aprender , saber y saborear una lengua. Basta de trivializar con el aprendizaje del inglés, que ni se consigue en 10 días y mucho menos sin esfuerzo.
Con todo ello, y tras haberme acicalado, salgo de casa, y de camino a la clase de inglés a la que me dirijo, me conciencio de que mi método, aquel con el que yo conseguí y sigo aprendiendo, es mucho menos comercial, pero sí aseguro que es bastante más eficaz. Porque el amor por una lengua, no se aprende en diez días.

domingo, 12 de julio de 2009

Recuerdos

La palabra "recuerdo", yo la tenía por algo positivo, algo bonito, eso que el pasado deja en ti para siempre, por lo que ese pasado y tu presente tienen sentido, aquello de lo que el pasado está formado y que poco a poco formará tu presente.
Pero últimamente estoy en el otro lado, en el lado oscuro, a lo Star Wars. Y es que me encuentro en un momento en el que los recuerdos de un pasado aparentemente positivo, me destrozan por dentro. Y es que esta nueva faceta de los recuerdos era algo, por no decir absolutamente desconocida para mí. Y es que, a veces me gustaría, como en la película de Recuerda, no acordarme de nada. Porque como afirmaban ciertos literatos como el gran Henry James, el pasado nos persigue. Mi encarecida y algo desesperada pregunta es: ¿Hasta cuándo?

viernes, 10 de julio de 2009

Hay fiestas...y fiestas

“Que nunca suele pasar nada, que hay que saber correrlo, que había demasiada gente”… que si esto, que si lo otro.
Soy partidaria de que las ciudades tengan sus propias tradiciones, festejos etc. pero repito lo mismo que al comienzo de la entrada: hay fiestas…y fiestas. Y creo que cualquier tipo de festejo, tradición, ocio…como quiera llamarse, que ponga en peligro la vida de la gente creo que dejan de ser fiestas, por lo menos para mí.
Minutos de silencio, homenajes…pero Capuchino ha sido toreado (si vale, también abucheado), pero toreado. Y varias horas más tarde, Pamplona, a lo suyo: a su comida, a su bebida, a su “fiesta” veraniega… ¿Es que con minutos de silencio o con dejar una pañoleta donde este corredor ha dejado de respirar para siempre, ya nos limpiamos las manos? Me parece que nos estamos equivocando. Me parece, que esta ciudad, se está equivocando.

De mayor quiero ser...

“Hijo, y tú ¿qué quieres ser de mayor? Astronauta, piloto, médico, veterinario, dentista”... ¿A quién no le han preguntado alguna vez esto y no ha contestado de modo más o menos similar?
Hoy en día, esta pregunta se mantiene intacta, pero no así la respuesta, que puede variar desde: me gustaría ser concursante de Gran Hermano, pasando por Supermodelo 2000 lo que sea, y terminando por vivir del cuento como colaborador de televisión. Y es que, el ejemplo televisivo que hoy día se otorga a los jóvenes, invita a todo menos al estudio y al esfuerzo por el trabajo. Parece ser que por ser un concursante de un reality absolutamente denigrante, tendrás tu vida resuelta, te reconocerán por la calle, y te pagarán siempre que lo requieras. O que por tener una cara bonita, pero no saber hacer la O con un compás, y haber estado tres meses en una escuela de modelos dejándote humillar por personas que se las dan de profesores, podrás triunfar en pasarelas como Cibeles, y por qué no Milán o Nueva York. ¿Experiencias, oportunidades? Creo que no.
Le pese a quien le pese, somos la generación de la televisión, y ya no nos asusta nada, vemos como normal muchas cosas que no deberíamos, e incluso nos parece que aguantar una sesión fotográfica o unas nominaciones, es algo muy muy duro.
Pero el verdadero problema, es que este tipo de cosas, es lo único que vende, y la televisión ha pasado de ser un entretenimiento, y un medio de comunicación a ser un mero negocio, que sólo cuentan con nosotros como mera estadística de audiencia, y que nos hacen creer que nuestro envío de sms construirán o destruirán el futuro de muchos.

martes, 7 de julio de 2009

Mujer Florero

Vivimos en una sociedad, o al menos eso dicen, en que la mujer está totalmente integrada, en el ámbito social, cultural, laboral…pero ¿y en el hogar? Creo que aquí la cosa patina. En la casa en la que vivo, tenemos gracias a Dios una piscina maravillosa. Suelo bajar la mayoría de las tardes, y allí, por desgracia no hago más que ver, como dicen Ella Baila Sola, muchas pero que muchas mujeres florero. Mujeres que bajan con sus “santos” como denominaba allá en los veranos pasados Elvira Lindo a su marido, “santos” que ni siquiera se sientan junto a ellas, sino que hacen el corrillo masculino como si en sus conversaciones no entrara en juego el sexo femenino, como si ellas (según ellos) sólo pudieran hablar de plancha y ropa sin poder entender la última jugada de no sé qué jugador de no sé qué equipo de no sé qué campeonato. Ellas, por supuesto, pendientes de los niños: que merienden, que jueguen, que se cambien cuando el bañador está mojado…y de vez en cuando pasarse al lado de su “santo” a darle una carantoña, porque: “pobrecito”… Estoy hablando de mujeres trabajadoras, independientes e inteligentes, no de mujeres que hayan nacido ayer. Con esto no quiero ofender a ningún hombre, ni mucho menos, porque sé que hay muchos, muchos hombres que para nada se acercan a este perfil. Mi “denuncia” es más hacia estas “mujeres florero” que por supuesto existen, de las que estamos rodeados y por las que siento y sentiré siempre lástima: lástima de que no peguen en su casa un buen puñetazo en la mesa. Porque es triste, muy triste que la mujer que tantos logros ha conseguido allá fuera tenga aún que permitir y someterse en su propia casa, aunque como dice el refrán: El enemigo en casa.


miércoles, 1 de julio de 2009

Aquellas pequeñas cosas

El otro día, revisando mi cuaderno de citas encontré una que ya había leído hacía mucho, y que volvió a mí por pura casualidad. La frase decía algo así como: “El hombre espera siempre la gran felicidad y se pierde por el camino las pequeñas felicidades de cada día”. Así que me dije: tengo que hacer un llamamiento a recordar y a valorar esas “pequeñas cosas” a las que tan increíblemente cantó el gran Serrat, y que a veces ni siquiera somos conscientes de que las tenemos. Y cuando hablo de pequeñas cosas no puedo afirmar cuáles son, y es que son tan personales…puede pasar desde un buen baño relajado, pasando por reírte hasta que te duelan las costillas, refrescarte con un buen vaso de lo que más te apetezca, que te de la brisa del mar mientras lees a tu autor favorito, que disfrutes de tu soledad, que cantes mientras cocinas, que te des un capricho de vez en cuando, que te mires al espejo y te gustes, en definitiva que seas feliz. Y es que son estas pequeñas las que dan sentido a nuestro día a día, porque la vida, por suerte o por desgracia no nos cambia enormemente a diario, por lo que debemos agarrarnos a estas pequeñas variaciones que la vida nos da, para así levantarnos como decía la Madre Teresa y vivir cada día como si fuera el último.


lunes, 29 de junio de 2009

Continente o contenido

Continuamente nos bombardean con anuncios de cremas antiarrugas, dietas milagrosas, yogures desnatados, pastillas de adelgazamiento...todo, para alcanzar el cuerpo perfecto y así “sentirnos bien” con nosotras mismas.
¿Es que acaso el único modo de querernos es parecernos a esas esculturales modelos, actrices... de belleza antinatural y medidas perfectas? Por supuesto que tenemos que cuidarnos, atentaríamos contra el cuerpo si no lo hiciéramos. Pero hemos de encontrar el límite. Estamos haciendo del cuerpo una auténtica cultura, elevándolo casi a la altura de un Dios al que se alaba y se da culto.
En nuestra sociedad, llegados a cierta edad, las personas sienten vergüenza de decir su edad, porque al mirarse al espejo no ven el “envase 10” que la sociedad exige, y comienzan a estirarse la cara, el cuello...como si el cuerpo fuese una figura que hubiese que restaurar.
Hay una equivocación en el modo de cuidarse. Estamos más preocupados de cuidar nuestro envase que nos olvidamos de nuestro contenido.
No hay más que echar un vistazo a las estadísticas y comprobar la cantidad de gente que cada vez a más temprana edad acude a la ayuda psicológica. Estamos pues en una sociedad que pretende hacernos creer que estando más delgada, la felicidad, las amistades y el futuro están asegurados.
¿No se dan cuenta el daño que hacen a miles de mujeres, en su mayoría adolescentes, que han deshecho su vida y la de sus familias por ponerse dos tallas menos de pantalón? No avisaron que la autoestima bajaba a la vez que el tallaje.

domingo, 28 de junio de 2009

Promesa con los dedos cruzados

Anoche, en un ambiente del todo acogedor, en un lugar pequeño pero coqueto, con poca gente, y también con poca luz, acudimos a un concierto. Pero esta vez no era un concierto cualquiera. No era sólo un concierto de música. Fue un concierto, al menos yo lo sentí así, de amistad, de compañerismo, de alegría y en algunos momentos incluso de melancolía. Todo esto acompañado, por supuesto, de la mejor música en directo.
El título de este post quizá lo entiendan muy pocos, pero la persona que quiero que lo haga estoy convencida de que lo hará. Significó tanto para mí… Fue una noche la verdad de recuerdos, de muchos sentimientos, de emociones, cosas se removieron, pero ante todo fue una noche , creo que muchos lo compartirán conmigo, para disfrutarla, y yo la verdad, lo hice…y mucho. Porque hay personas que no hace falta verlas todos los días para saber que están ahí cuando las necesitas, porque hay personas que simplemente están. No podía pasar sin dedicarte a ti y a tu música un post. Sé que muchos no le conocéis, ni siquiera sabréis de quién estoy hablando, pero eso tiene solución, porque siempre que queráis, al menos, le podréis escuchar… Sólo podría despedirme de este post con una palabra, breve pero que encierra todo un gran significado. Por todo... GRACIAS.


sábado, 27 de junio de 2009

Una selectividad muy selecta

Hace unos días fui testigo de un acto cuanto menos emocionante. 100 jóvenes celebraban junto con el rector de la universidad y arropados por compañeros, amigos y sobre todo familias, su éxito en un examen tan temido como Selectividad. Era tal orgullo ver a esos chavales que estaban siendo premiados por su esfuerzo, su trabajo, su tesón y sobre todo por su ya presente ilusión universitaria… Un homenaje a todos estos valores que no siempre son premiados y pocas veces reconocidos. Chicos jóvenes, chicos sanos, chicos listos y trabajadores, y sobre todo chicos que algún día, no siéndolo tanto, serán el futuro de nuestra sociedad. Pero si me sentí orgullosa por algo era porque entre esos 100 chavales, estaba ella, mi hermana.


miércoles, 24 de junio de 2009

"Al pan, pan y al vino, vino"


Desde que me dijeron que no se llamaba aborto sino interrupción de embarazo, daño colateral y no asesinato e insurgente en vez de terrorista, creí haberlo escuchado todo.
¿Tanto miedo tenemos a llamar las cosas por su nombre? La excusa es que queda mucho más bonito decir muerte digna que eutanasia, amante de lo ajeno que ladrón...
La mayor preocupación es que su mayor uso se lleva a cabo en prensa, medio de comunicación caracterizado por la información objetiva. Somos la contradicción personificada. Tenemos pudor a decir muerte, por lo que decimos fallecimiento, llamamos acción armada al asesinato, pero no tenemos problemas por llamar a la asistenta del hogar “chacha” o a la estación de servicio gasolinera o al ingeniero técnico “perito”, de nuevo tropezamos con la misma piedra.

Sonríe

He prometido que el siguiente post sería dedicado a algo que me han recordado como importante, y que yo la verdad había pasado por alto, y que sin duda agradezco me hayan recordado. Son muchas las cosas que embellecen a las personas: un buen cuidado de la piel, una buena vestimenta, una buena higiene y complementos…pero si hay algo que embellece a todo y cuando digo a todo me refiero a todo el mundo es sin duda alguna, una buena sonrisa. Pero no una sonrisa falsa, una sonrisa de compromiso, una sonrisa de sorna o burla, sino una sonrisa sincera, de verdad, de esas que iluminan tu cara y la del de enfrente. Porque si hay cosas contagiosas aparte de la gripe que tan de moda está, es sin duda una sonrisa. Cómo un gesto tan “tonto” pero sobre todo tan sencillo puede alegrarte el día, hacérselo alegre a otras personas, y sobre todo hacerte ver el mundo de otra manera. Porque es cierto que la sonrisa no soluciona nada, pero ayuda tanto, y la trivializamos tanto… Porque sonreír de verdad, como ser amable, cuesta poco, pero que muy poco. Así que como dice mi querida Rosana “Tú sonríe y verás como todo lo que hay en tus ojos parece que brilla”.

martes, 23 de junio de 2009

Besos

Parece algo absurdo, superficial y tonto, pero sin embargo los necesitamos si no cada día, sí muy frecuentemente. Y no me refiero sólo a los besos de enamorados, que hoy en día parece que cuando se habla de cariño o amor sólo nos referimos al que tu pareja te brinda. Me refiero a los besos de la noche o de buena mañana de tu familia, los de bienvenida a la facultad o al trabajo, los de esa amiga a la que hace tanto que no ves que casi se te olvida cómo era en realidad, ese beso de abuela que no se puede a veces soportar pero que es insustituible y se recuerda cuando no se tiene. Besos que se dan aunque no se quiera, otros que queriendo no se dan. También están aquellos que sin esperar llegan y otros que nunca llegarán. Pero como yo no soy poeta, dejo aquí a alguien a la que he seguido y admirado y aún admiro y sigo con el mismo placer, que sin ser poeta, cosa en mi opinión algo discutible, es capaz de animarnos a tener en cuenta desde el más preciado y esperado beso al más insignificante pero no por ello menos importante. Por ello, os dejo con ella que la verdad, se expresa mucho mejor que yo.

viernes, 19 de junio de 2009

Lectura bajo tierra

Cada mañana subo al metro. Me encanta observar a los viajeros, sobre todo en la hora punta de la mañana. Bostezos, prisas, caras de no haber dormido lo suficiente…son algunas de las expresiones matinales, así como el olor a los tantos y diferentes perfumes que deambulan por el andén mientras todos, esperan la llegada del próximo tren.
Al subir, algo que de siempre me ha sorprendido es la cantidad de gente que, leyendo bien sea una novela, poesía, una revista, prensa gratuita…consigue evadirse bajo tierra. Tanto la edad como el sexo del viajero, carecen de importancia, tan sólo se necesita abrir las puertas a la imaginación, abrir el libro… y comenzar el viaje.
No importa lo incómodo del trayecto, leer apoyados en la barra del tren, o tratando de aguantar el equilibrio ante cualquier posible frenazo; no importa el ruido chirriante de las ruedas sobre la vía, no importa cuántos bultos soportemos: carpeta, mochila, bolso…No importa el calor, no importan los empujones, pues nada se interpone entre el lector y las páginas.
Aunque algunos, son pocos los que duermen, pero muchos, muchísimos, los que logran, bajo la oscuridad de un túnel, soñar despiertos, mientras se encuentran absortos en las páginas que una a una van pasando impacientes mientras el tiempo parece detenerse.
Pero de ese sueño, como de todos, hay que despertar, y una vocecilla que anuncia tu parada, se encarga de ello. Tu parada. Parada. Parar de soñar, parar de evadirse, parar de leer. Pones el marca páginas, levantas la vista para comprobar que sí, que es ahí donde debes apearte. Cierras el libro, lo guardas y ahí termina tu aventura, aventura que para tu alivio y tranquilidad, continuará de vuelta a casa.

jueves, 18 de junio de 2009

Mi pequeño homenaje

Hay momentos en la vida, en que necesitas rodearte de gente buena, y la verdad que yo he tenido la suerte de poder tener a mi lado gente que sé que no merezco, pero como la tengo, voy a disfrutar de ella.
Este curso ha sido sin duda inolvidable por varios aspectos, algunos mejores que otros, pero sin duda, si me quedo con algo de este curso es el confirmar mi amistad con esa gente que cada día comparte conmigo clases, agobios, libros de siempre de autores de siempre, napolitanas recién hechas, muchas horas de lectura…y sobre todo ratos inolvidables.
Gracias a mi compañera y amiga de viaje que todos los días consigue con una sonrisa y alguna historia casera entretenerme y hacerme reír en un sitio tan desapacible como es el metro. A esa chica, ya no tan chica, que consigue divertirme cada día, sorprenderme cada día, hacer que me sienta querida y que hace la vida más fácil a la gente que tiene alrededor aunque a veces las personas no sean conscientes de ello.
Gracias a mi querida compañera y amiga de series (españolas y americanas, no tenernos problemas). Alguien a quien siempre puedes arrancarle una sonrisa, alguien que rezuma bondad por los cuatro costados, que nunca tiene un “no” en la boca si se trata de ayudar, alguien gracias a la cual merecía la pena ir a clase.
Gracias a alguien que a pesar de haberla conocido de la forma más casual, que rozaba en parte lo grotesco, me ha acompañado estos últimos años. Siempre con buena cara, siempre interesada en todo lo que pasa a la gente de su alrededor. Ha sido mi paño de lágrimas en más de una y de dos ocasiones, el hombro sobre el que llorar aunque también sobre el que reír. Ella me ha entregado su respeto, su cariño y sobre todo su amistad.
Como esto ya se acaba (me refiero al curso), miro atrás y no veo en mí demasiados buenos momentos, pero me siento afortunada, muy afortunada, porque si tener un amigo es tener un tesoro, gracias a vosotras, me siento la persona más rica del mundo.


Si te pregunto...

Existen películas para reír, para llorar, para pasar un buen rato, otras que por el contrario te lo hacen pasar mal… Y luego están aquellas que han sido hechas para vivirlas, para degustarlas, para verlas y verlas y nunca cansarte, para sacarles todo su jugo como si de un limón se tratara. Y esa, es precisamente la película “El indomable Will Hunting”. Pocas películas he visto varias veces, soy más de variar, pero sin lugar a dudas de ésta no me canso ni me cansaré porque tienes la certeza de que siempre aprenderás algo nuevo.
Diálogos mágicos llenos de sabiduría, la dicotomía entre un psiquiatra aparentemente desgraciado y tremendamente feliz, y la de un chico que parece saberlo todo pero que en realidad no sabe nada de la vida.
Si tuviera que escoger una escena, no sabría con cuál quedarme. Elegir una de ellas sería despreciar el resto, y sería lo último que haría. Pero centrémonos en la escena del lago en la que el psiquiatra pone a Will las cosas claras. Es sin duda, uno de los mejores monólogos que he visto en el cine, y creedme si os digo que soy una cinéfila incansable. Te atrapa desde antes de empezar, te retiene hasta después de terminar, y cuando acaba, aún querrías más. Es una lección de cómo dar una lección a alguien a través de un lenguaje duro pero cariñoso, sabio pero humilde, fuerte pero vulnerable.
Frases lapidarias salen de la boca de éste, nuestro querido psiquiatra escuchadas por un atónito adolescente superdotado, al que nadie, ni siquiera la cámara presta atención, llegando a creer el espectador que es a él a quién se dirige. Palabra a palabra, frase tras frase, el espectador va asintiendo por dentro, diciéndose a sí mismo: “Yo no podría haberlo expresado mejor”. Porque todo, absolutamente todo de este monólogo merece unos minutos de nuestra atención.
Y es que como dijo un famoso director: “Lo fascinante del cine es colocar al espectador en posiciones morales en las que nunca estuvo”. Quizá ésta es una de ellas, y si es así, ya sabremos cómo reaccionar.

miércoles, 17 de junio de 2009

Cita a ciegas

Llegaba impaciente, nervioso, y para colmo, tarde. Cuanto más pronto salía de su casa, más tarde llegaba a los sitios. No sabía cómo, pero era así. Lo tenía más que comprobado en el trabajo, las reuniones, en la ópera... y ahora, que después de estar tres años solos conseguía tener una cita, ni siquiera ese día se podía dar la excepción de la regla. Aún no sabía muy bien desenvolverse con las mujeres, nunca había tenido muchas novias, amigas sí, y buenas además, pero novias, no, ¿para qué? Pero ahora que se hacía mayor la pregunta era ¿y por qué no? En el trabajo le iba estupendamente, de hecho le aumentaron el sueldo gracias a que su proyecto publicitario consiguió ser un éxito. Tenía una familia encantadora, una casa decorada con un gusto exquisito, una gran personalidad que dar a conocer, pero siempre, al final, se acordaba de que también tenía un problema que compartir. Pero a aquella chica parecía no haberle importado, y eso fue precisamente lo que le enamoró. Porque sí, Martín estaba enamorado.
Caminaba rápido pero con paso seguro, como siempre solía hacer, y más a esas horas de la noche en que había tanta gente por el centro dispuesta a desconectar de la semana e incluso a ahogar sus problemas en el cubata de fin de semana.
No estaba seguro a qué altura de la calle quedaba el restaurante, pero siempre tomaba como punto de referencia el segundo paso de cebra, porque una vez pasado, la primera a la izquierda, ese era el local, su local. Le gustaba llamarlo así, “Mi local”, y es que habían sido muchas horas de facultad las que pasó allí, muchas comidas de empresa, muchas reuniones familiares, y por fin hoy, añadiría una cita a esos recuerdos.
Era un restaurante pequeño, muy acogedor, que tenía una cafetería adosada donde aprendió a escuchar y a reír rodeado siempre de amigos. Y es que Martín siempre había sido muy sociable, siempre se sintió bien acogido en la facultad tanto por sus profesores como por sus compañeros, quienes estaban pendientes de él en todo momento. Cada vez que entraba a “su local”, todos esos recuerdos parecían ser de hacía unos días, y habían pasado nada más y nada menos que más de diez años.
Al llegar, Julián estaba tras la barra, o al menos eso se imaginó Martín porque era donde se pasaba las horas. Nada más verle, Julián salió a recibirle.
- Martín, ¿qué pasa? ¿cómo va eso?
- Pues ya ves, mejor que ayer y peor que mañana.
- Di que sí, esa es la actitud. Bueno, tu mesa está ya preparada, pero creo que tu acompañante no ha llegado aún, qué picarón, que callado te lo tenías...
- Anda, anda, ¿puedo pasar ya?
- Sí claro, tú como en tu casa, ya sabes... Te acompaño y te enseño la mesa. Como siempre, junto a la mesa de cortar.
- Gracias, Julián siempre en todo. ¿Podrías traerme un agua con gas mientras espero?
- Eso está hecho, ahora mismo.
- Gracias.
A Martín le encantaba aquella mesa. Cada vez que Julián partía su famoso jamón un aroma invadía el ambiente, y el aire sabía a jamón, a jamón del bueno.
Unos minutos después de que Julián le hubiese servido el agua llegó Carla. Le dio por detrás en el hombro para llamar su atención y para que se cerciorara de que ya estaba allí. Se dio la vuelta, y le dio dos besos. A juzgar por el perfume y el olor a champú pudo saber que estaba recién duchada, y eso le encantaba, porque emanaba un olor a limpio que nada podía igualarlo, ni siquiera el jamón de Julián. El taconeo de Carla hasta su silla le hizo captar su coquetería y belleza.
- ¿Llevas mucho esperando?
- No, no, que va, no te preocupes.
- Es que lo del aparcamiento está imposible en el centro.
- Sí, la verdad que sí.
El olor a jamón se entremezclaba con el de Carla, y ya no se distinguía el uno del otro, parecía ser colonia de bellota. De pronto se dio cuenta de que su propio pensamiento le estaba haciendo sonreír.
- ¿De qué te ríes?
- De nada, simplemente estaba pensando para mí.
- Bueno, pero ¿no se puede compartir? ....
- Es que parece como si todo el restaurante oliera a ti y a jamón.
- Ah bueno, -comenzó a reírse con esa risa nerviosa que tanto encandilaba a los hombres- eso está muy bien. Por cierto, ¿quieres que pidamos?
- Sí, no te preocupes, Julián sabe qué traernos, lo he dejado a su elección.
- Uy, esto es todo un lujo...
- Sí, pero no te acostumbres, esto sólo pasa en la primera cita.
Carla pudo sonreír, pero si fue así, no lo vio. Tras una increíble cena, llena de conversación, risa, comida de calidad, buenas maneras, Martín creyó que el momento que tanto había deseado evitar estaba por llegar, y así fue.
- Bueno, y tú, lo tuyo, ¿cómo lo llevas?
- ¿Lo mío?, me gusta, original forma de llamarlo.
- Lo siento.
- No de verdad, me gusta- y esbozó una cariñosa sonrisa- pues depende, tengo días, momentos...pero intento ver el lado positivo de las cosas, con la paradoja que eso incluye.
Tras la pequeña burla hacia sí mismo, Carla no pudo contener la risa, que tras unos segundos contagió también a Martín.
- Me parece estupendo que sepas reírte de la vida.
- Hombre, no me queda otra.
- Me resulta increíble estar aquí contigo.
- ¿Y eso?
- No sé, nunca había entendido eso de que “el amor era ciego”, pero creo que esta noche lo he hecho.
- ¿Lo dices en serio?
- Absolutamente.
- Gracias, me siento muy halagado.
Tras los postres, Carla llevó a Martín a su casa. Aparcó el coche en el portal, quitó el contacto del coche, y se giró para hablar más cómodamente con Martín.
- Martín, sólo quería que supieras que me dan igual tus ojos, que me importa el corazón, y sé que es muy grande.
- Gracias Carla, de verdad, me siento muy a gusto y seguro contigo.
- Pues espero que te sientas igual de bien mañana, porque te invito a comer a mi casa. Te recojo sobre la una y media. ¿Te parece bien?
- ¿Bien? Me parece mucho más que bien.
Carla le dio un beso en la mejilla, ambos se despidieron y ésta esperó a que Martín entrara en el portal. Una vez dentro él la volvió a saludar. Dio la luz del portal, manías de la vida, y se adentró en el ascensor. Palpó hasta encontrar la tecla del segundo piso y apretó. Aún no podía creerse estar con una mujer como Carla. Lo tenía todo, era inteligente, alegre, cariñosa, y según decían, muy guapa. Llegó a su casa, guardó el bastón, se puso el pijama y se metió en la cama. No podía quitarse la sonrisa tonta de la cara. ¡Menuda cita! Había sido su primera cita con una mujer después del accidente con el ácido, aquel maldito ácido que le había dejado ciego de por vida. Pero ahora no le importaba, eso daba igual, porque al día siguiente tendría otra de las tantas citas con Carla, porque aquella misma noche Martín decidió convertirse en el amor ciego de su vida.

miércoles, 10 de junio de 2009

A mi manera

Son muchos, bueno, creo que a veces rondan la demasía, este nuevo tipo de REPORTAJES de investigación, a lo reportero torero que se adentra en lugares de lo menos sospechoso y de lo más sospechado. Me estoy refiriendo a personas que nos cuentan las debilidades reales de gente real, en nuestro mundo real, que a veces se nos presentan como imposible.
Dignos de admirar y alabando siempre su trabajo de la que me siento una fan absoluta, y tras haberme tragado muchos y cuando digo muchos, quiero decir muchos de estos reportajes, siempre se me queda la misma espina clavada con respecto a la juventud.
Todos aquellos que seáis jóvenes, que os sintáis jóvenes o que alguna vez lo hayáis sido, quizá os sintáis igual de sorprendidos que yo. Son muchos los temas de los que tratan estas mini crónicas sociales: drogadicción, prostitución, pobreza, juventud…Y es precisamente ahí donde quiero detenerme.
¿Por qué siempre que se habla de juventud se sacan a relucir los mismos y ya cansinos temas? Que si droga, que si alcohol que si coches, que si sexo… ¿Es que no saben buscar en otros sitios? Pues yo les daría mil y una direcciones en las que podrían encontrar a personas de lo más saludable, de lo más responsable, de lo más crítico y de lo más joven.
Porque no, no es incompatible esta serie de adjetivos con el adjetivo joven, sin embargo es lo que tratan de bombardear a todas horas y en todos los canales: que la juventud sólo se droga, que la juventud sólo bebe, que la juventud sólo se divierte a costa de costo…Y esto, a la par que me insulta me indigna, porque sí, es cierto, mucha juventud, y no tan juventud se divierte así, pero y ¿El ejemplo que se da a los futuros imberbes? ¿Es que no se pueden enseñar alternativas para gente, que como yo, y como muchos que conozco no quieren divertirse así?
Señores, les invito y les reto a que un día vayan a teatros, cines, restaurantes, pubs, casas particulares, boleras, bibliotecas, academias, talleres, museos, conciertos, …y me digan si hay o no jóvenes divirtiéndose. Pero no de la manera que ustedes lanzan y que a veces parecen incluso hasta recomendar, sino divirtiéndose como decía Sinatra, a su manera.

martes, 9 de junio de 2009

El bote de vidrio y el café

Aquí os dejo con un relato, uno de mis favoritos y cuyo autor desconozco, que espero lo disfrutéis tanto o más que yo, y si os puede servir de algo, mejor que mejor.
CUANDO LAS COSAS EN LA VIDA TE SUPEREN, CUANDO 24 HORAS AL DÍA NO SON SUFICIENTES, RECUERDA EL BOTE DE VIDRIO Y EL CAFÉ.
Un profesor, delante de sus alumnos de la clase de filosofía, sin decir ni una palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf.
Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.
El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf.
El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.
Después el profesor cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno.
En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un Sí unánime.
El profesor, rápidamente añadió dos tazas de café al contenido del bote y efectivamente, llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo:
"Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas. Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche... La arena es el resto de las pequeñas cosas.
Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes.
Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o tu afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa y para reparar la llave del agua.
Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto sólo es arena".
Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaba el café. El profesor sonrió y le dijo: "¡Me encanta que me hagas esta pregunta!".
El café es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos tazas de café con un amigo.

Sine Contentione

La palabra “esfuerzo” ha desaparecido de nuestro vocabulario. Pretendemos conseguir incluso la luna, sin que apenas nos exija una implicación especial, como si todo tuviera que ser fácil.
No somos conscientes de que tenemos el deber de cumplir unas obligaciones que requieren un esfuerzo permanente para conseguir lo que queremos. ¿Qué está ocurriendo? En mi opinión parte del problema reside en el modo de educación que parece haberse puesto de moda: “pide y se te concederá”. Cualquier niño tiene teléfono móvil en edades cada vez más tempranas, no colaboran como deberían ni siquiera en las tareas más simples, creen que el dinero cae del cielo y no hacen más que pedir un “ya”, “un ahora”, queriendo todo para “antes de ayer”.
Estos y otros ejemplos pueden parecer vacíos de importancia, por los que no hemos de alarmarnos. Cierto, pero no nos quejemos cuando tratemos de que Juan sea lo que Juanito no aprendió a ser.
En el plano adolescente ocurre lo mismo. Si no se ha exigido a los hijos desde pequeños que cumplan los deberes que cada edad exige, no podemos pretender que un joven de diecisiete años estudie, llegue a una ahora prudente, y cuente con el resto de la familia antes de hacer sus propios planes…sin obtener nada a cambio.
Estamos construyendo poco a poco una sociedad en la que predomina lo fácil, las cosas dadas, lo rápido, lo simple y por supuesto todo lo que sea remunerado.
La sociedad futura está en manos de la juventud, sí, pero que esa sociedad no vaya a pique es cosa de los adultos. Estaremos rodeados de personas con una inseguridad atroz, pues ya no les podremos atar siempre los zapatos, pagarles el saldo del móvil y esperar despiertos a que lleguen de fiesta.
¡Tratemos de recuperar la palabra esfuerzo “sin que nos cueste”!

Hablando en clásico

Muchas cosas han pasado a la historia gracias a la cultura grecorromana, tales como el arte, la literatura, la filosofía, la ciencia etc. pero lo realmente extraordinario es que desde el mismo Sócrates hayan llegado hasta nuestros días palabras que si no fuera porque en mi caso, estudio lenguas a las que llaman muertas, no podría entender su significado. Debemos a Grecia y a Roma los pilares de nuestra cultura.
Palabras como televisión, teléfono, microondas, ortografía, perímetro…. son de origen griego y latino. Cualquier persona que estudie derecho, medicina, botánica… ha de ser consciente de que estudia a la vez latín y griego. Cuando vamos al pediatra, cundo nos convencen del carpe diem, cuando estimulamos nuestro alter ego, cuando acudimos al traumatólogo por una lumbalgia y nos receta un quiromasaje…estamos volviendo nuestra mirada de modo inconsciente a aquellas dos grandes culturas a las que hemos de manifestar nuestro más sincero agradecimiento.
También hemos tomado prestado del mundo clásico todo aquello que describe los vicios, las debilidades, o los defectos del hombre actual, y nada mejor que la referencia a la mitología para conseguir tan bellas comparaciones. Todos los días sufrimos una odisea para llegar al trabajo, bien por el tráfico, los niños, las prisas… ¿Cuántas veces dejamos de ir a alguna fiesta por considerarla una auténtica bacanal? Todo esto por no hablar de una serie de latinismos que han pasado a nuestra lengua como propias: porque a priori cuando entramos de incógnito en el aula magna para examinarnos, y tratar de obtener nuestro currículum vitae, todo parece ser como imaginábamos pero ipso facto, nos damos cuenta de que con ese modus operandi no podremos hacer nada motu proprio, y sólo, por el hecho de habernos quedado in albis.

Frente al papel en blanco

Frente al papel en blanco son muchos los pensamientos que se agolpan, todos distintos, pero con la misma finalidad, quedarse aquí para siempre. A las palabras se las lleva el viento, o al menos eso dicen, pero a las letras... no, a las letras no. Cuando son escritas, ya no hay vuelta atrás. Silenciosas testigos de nuestros deseos, ambiciones, alegrías, desencantos....
Mientras escribes, todo parece pararse. Sólo tú y el papel, frente a frente, en un duelo en el que muchas, o la gran mayoría de las veces, el enemigo de la desesperación vence.
Al escribir hablas, te escuchas, te enfadas, te regañas....y cuando al fin ves tu obra bien acabada tus miedos desaparecen y esa montaña de arena formada de preocupaciones que en un principio era un obstáculo, se transforma de pronto en un insignificante grano, y esbozando una sonrisa de satisfacción de nuevo te embargan las ganas de seguir escribiendo, porque escribir, no es sólo crear, sino también sentir.
Por ello cuando no escribo, temo, porque creo que no siento. Pero si de pronto lo consigo, esbozo de nuevo mi sonrisa, y más todavía me libero por dentro, porque si he escrito, es que de nuevo siento.