lunes, 28 de diciembre de 2009

Pero ¿te hace reír?

La otra noche, viendo una película, de esas catalogadas como “españolada”, la verdad que no siendo nada del otro mundo, me llamó la atención un pequeño diálogo que entablaban dos hermanos. Él por su parte, pedía consejo a su hermana para poderse ligar a la chica de sus sueños, preguntándole qué hacer para conquistarla. La hermana sin ninguna duda contestaba que por supuesto hacerla reír, que eso era clave para encandilar a cualquiera y más a una chica. Él comienza a preguntarle a ella sobre su vida amorosa, y ella le confirma que se va a casar con el entrenador del equipo de fútbol del barrio, un tal Santos, a pesar de ser un auténtico viejales para ella, porque está harta de salir con fracasados y va a aprovechar la oportunidad que la vida le ofrece tras pedirle éste matrimonio. Éste que según la chica es un partidazo porque ha encontrado por fin a alguien con piso, coche, trabajo… A esto el hermano le contesta todo serio: “Todo eso está muy bien pero ¿te hace reír?”
Parece una bobada pero qué bueno es reírse con la persona a la que quieres, y qué necesario es tener al lado a alguien que sea capaz de arrancarte una sonrisa cuando más lo necesitas. Y para eso hay que saber hacer reír al de enfrente. No es cuestión de ser un payaso, de ser chistoso o de no serlo, es cuestión de sacarle chispa y gracia a la vida, de sacar la ironía a las conversaciones y discusiones, de analizar reacciones, de volver a bromas pasadas, de cantar letras de canciones que recuerden a situaciones o a personas…en definitiva, aprender a reírse con la persona, sea cual sea, con la que compartamos nuestra vida. Pero no es un reírse por mero entretenimiento, sino porque alguien que se ríe de las cosas, se reirá de la vida y de los problemas cuando menos lo esperes y tu corazón más lo necesite. Porque desde aquí grito a los cuatro vientos algo que en su día me dijo mi padre y que he comprobado es cierto. Me dijo: "De la gente que no la veas reírse a menudo, no puedes fiarte". ¡Y vaya si tenía razón!

jueves, 17 de diciembre de 2009

NO PODRÍA VIVIR SIN ELLA

A veces me resulta obsesivo. No poder levantarme sin ella, no poder caminar a gusto por la calle sin ella, no poder acostarme y tenerla un rato antes conmigo, no oír frases y relacionarlas con ella, no hablar de ella, no interesarme por ella, no intentar estar a la última en lo que ella se refiere, no compartirla, no regalarla, no recomendarla, no buscarla...
Y es que la música es mucho más que una melodía y una letra. Es testigo de nuestros buenos y malos momentos, compartimos canciones y personas, letras y amores, sonidos y experiencias, notas y aventuras, acordes y miles de emociones...hay canciones que te hacen llorar, otras te hacen volverte loco, otras que te arrancan un baile nada más comenzar, pero la música es vida, no es algo que sólo entretenga, es que también enseña, transmite, pero sobre todo es una de las mejores compañías en momentos de soledad.
La verdad que, aquí entre nostros,...no podría vivir sin ella, pero lo que me consuela, es que sé a ciencia cierta que no soy la única a la que le pasa.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

PASA LA VIDA

Ya desde los romanos, el paso del tiempo se materializó literariamente en el famoso Tempus Fugit, al que le siguieron filosofías a veces tan equivocadamente interpretadas como el Carpe Diem. Y es que la vida pasa, el tiempo vuela, las experiencias, las anécdotas, incluso las personas a las que más queremos y querremos aparecen y desaparecen….
Y sabiendo todo esto… ¿Nosotros qué? ¿Cómo respondemos? ¿Cómo lo vivimos? ¿Somos conscientes de que el tiempo pasa o sólo nos enteramos cuando ya lo hemos perdido? Y es que como dice una de las mejores personas que han pasado por mi vida “debemos vibrar” con cada cosa que hagamos, disfrutarla al máximo, desde las cosas más extraordinarias que la vida nos dé, hasta comiendo unas pipas en un banco con un grupo de colegas. Hemos de ser esponjas de la vida, hemos de ser solución y no problema, hemos de ser esa chispa que la vida y la gente tanto necesita, esa sal y esa luz del mundo. Y no hay que haceR grandes cosas para conseguirlo. La fuerza de una mirada, la necesidad de una buena y sincera sonrisa, un buen abrazo bien dado, un estar pendiente, un “te quiero”, un “quédate conmigo”, un “no te preocupes”, un “estoy para lo que quieras”, un “lo siento”….y un sinfín de pequeñas grandes cosas, pequeñas porque apenas cuesta decirlas, grandes porque sí que muchas veces cuesta encontrarlas…así que no nos conformemos.
La vida pasa, pero nosotros, que somos conscientes de ello, debemos pasar por ella, no como muebles o maletas, sino como personas que dejan huella, porque nosotros nos merecemos la vida, así que hagamos que la vida también sea merecedora de nosotros.

martes, 15 de diciembre de 2009

HAVE A NICE DAY!

Hace unas semanas, me dirigía algo cansada a clase de poesía. Y el cansancio no era precisamente debido a los versos o las rimas, con los que para mi sorpresa estoy disfrutando más de lo que me podría imaginar, era un cansancio de viernes tarde, de San Viernes tarde.
Me disponía a expandir mi campamento estudiantil particular: que si las gafas, las hojas, las fotocopias con los poemas que tocaba leer ese día, el estuche…y un sinfín de cachivaches que no siempre sirven para algo. De repente, mientras fechaba los apuntes de ese día, y mi compañera de fatigas rimadas me contaba los últimos chismes, levanté la cabeza, y vi un pequeño postic amarillo que ponía HAVE A NICE DAY!, acompañado de una carita sonriente. La verdad que me hizo gracia, pero tampoco le di mayor importancia, aunque también debo decir que agradecí ese pequeño cumplido anónimo. En aquel momento necesitaba oír aquella frase, fuese en el idioma que fuese.
Lo curioso de esta pequeña y algo tonta anécdota es que a la semana siguiente, lo creáis o no, el pequeño papel amarillo seguía ahí: en su mismo sitio, ¡una semana después!, tiempo estimado para que las cosas desaparezcan al menos dos veces… Y entonces, de nuevo fechando mis ya nuevos apuntes, me llegó a la cabeza el hecho de pensar, que a todos nos gusta, que de una forma u otra, nos deseen un buen día.