Negar que en mi vida he leído un best seller sería una mentira barata, muy barata. Decir que nunca me he interesado por ellos sería otra mentira, aún más barata que la anterior, pero que nunca me había enganchado de esta manera a uno, es la pura verdad. Los títulos me resultaban extraños, la extravagante historia de su autor aún sonaba más rara que sus propias novelas. Una enorme trilogía, literal y literariamente. He caído en sus redes. No sé si será porque es verano y el cuerpo sólo me pide entretenimiento o porque verdaderamente son buenos libros. No voy a entrar en el debate si son buenos o no, eso es algo tan subjetivo que nadie podrá convencer a nadie. Lo que sí es cierto es que me acuesto con ellos, me levanto con ellos y no veo el momento para volver a cogerlos, incluyendo eso mientras desayuno. Da miedo, pero es así. Y si un libro consigue conmigo eso, para mí ya se convierte en mi particular best seller, esté o no en las estanterías de las librerías, caso aparte éste, que coincide en ambos lugares.
Asesinatos, desapariciones, amores, odios, maltratos…todo forma la ya archiconocida trilogía Millenium. Si Stieg Larsson levantara la cabeza…creo que estaría igual de alucinado que todas las librerías del mundo y que la editorial Destino, valga la paradoja del asunto.
Y es que sí, lo reconozco, yo también estoy enganchada.
Asesinatos, desapariciones, amores, odios, maltratos…todo forma la ya archiconocida trilogía Millenium. Si Stieg Larsson levantara la cabeza…creo que estaría igual de alucinado que todas las librerías del mundo y que la editorial Destino, valga la paradoja del asunto.
Y es que sí, lo reconozco, yo también estoy enganchada.